viernes, 14 de marzo de 2008

El caballo de campo

Los caballos poseen personalidad propia y características que los diferencian, momentos de pereza, tozudez o rabia. Pueden tornarse agresivos, mostrar preferencia por una persona, tener miedo o sentirse mal. Escogen entre los demás caballos a sus amigos y se hermanan, poniéndose de acuerdo entre sí para desplazar a otros, morderlos o defenderlos.


Los ojos de un caballo son tan expresivos que sólo con mirarlos puedes intuir mucho sobre su carácter. La posición de las orejas nos da muchas pautas para conocer su estado de ánimo. Cuando las orejas de tu caballo estén echadas hacia atrás es un signo inequívoco de que ese día habrá problemas.



Las cabalgatas en el caballo de campo



La aproximación al animal debe ser siempre suave, lenta y sutil. No hay que olvidar que se trata de herbívoros que durante cientos de miles de años han sido presa de los depredadores y han evolucionado hacia la desconfianza y la huida. Con la experiencia, hemos aprendido a acercarnos a él siempre de frente, permitiéndole vernos en cada momento, al tiempo que le hablamos con suavidad (aunque los caballos no sean capaces de aprenderse su nombre si reconocen una voz amiga o enemiga). Una vez cerca de él, dejaremos que nos huela para que termine de reconocernos.



No todos los caballos nos causan la misma impresión, depende de cosas como la seguridad con la que montemos, lo adecuado de su carácter con relación al nuestro, las veces que se le haya montado, o incluso de cómo se haya uno levantado por la mañana. Ellos notan todo esto y si montas un animal por primera vez, éste te tanteará para ver hasta qué punto puede vacilarte.

Este momento es crucial, pues de su resultado depende quién lleve la voz cantante durante el paseo, si el caballo o el jinete. Si te nota inseguro sobre su lomo, el caballo decidirá si galopa o va al paso, si es mejor el camino de la derecha o el de la izquierda, si le apetece rascarse contra el alambrado y de paso ver si se libra de tu peso o si ya has paseado bastante y es la hora de volver a las casas.

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